Fiestas de Ntra. Sra. de África, 5 de agosto:
Las fiestas grandes de Ceuta se celebran durante los nueve días que rodean al día 5 de agosto, normalmente desde el sábado anterior al domingo posterior. Las firstas religiosas dan comienzo el día de Santa Ana, 26 de julio, con una novena a la que se da término con la Función Solemne de Instituto, el 5 de agosto. La víspera, la Virgen, a la puerta de su templo, recibe el homenaje de los ceutíes en forma de ofrenda de flores, en la que participan miles de personas.
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Durante la semana se instala el Real de la Feria en los terrenos ganados al mar, una costumbre que arranca de mediados del siglo XIX, con casetas que ahora son de tipo sevillano, en las que se canta y baila hasta el amanecer. No faltan cada noche las atracciones de figuras importantes de la música nacional y el humor y de día competiciones deportivas, siendo tradicionales las de Tiro de Pichón y las Travesías de Verano de Vela. Además, los pequeños cuentan con su popular Calle del Infierno, llena de atracciones para todas las edades y la popular cabalgata que recorre las principales calles de la urbe.
Semana Santa:
Las raíces de la Semana Santa ceutí están en las procesiones que al menos desde el siglo XVI celebraban hermandades, cofradías y conventos locales.
Cada año hacen estación de penitencia por las calles de Ceuta trece Hermandades, comenzando el Domingo de Ramos con la popular Pollinica, protagonizando el lunes Santo el traslado del Medinaceli desde la Barriada del Príncipe hasta la Capilla de San Cristóbal, que llega a congregar tras de sí cerca de diez mil personas. El martes es el momento de contemplar el Encuentro entre la imagen del Nazareno y la Virgen de la Esperanza, con la participación del Tercio Duque de Alba II de la Legión. Las hermandades de Flagelación y Amargura, procesionan el miércoles Santo, y al día siguiente lo hace Penas y por fin el Medinaceli, para, entrada la madrugada del viernes, hacerlo Descendimiento y Vera Cruz. Los cortejos se cierran el viernes Santo con la estación de penitencia de Expiración, El Valle, Buena Muerte y Santo Entierro.
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En los meses de febrero y marzo la ciudad se disfraza para celebrar las fechas más irreverentes del año, en que especialmente comparsas y chirigotas inundan calles y plazas llevando su crítica mordaz, cubierta por la máscara y el disfraz.
La devoción San Antonio entronca en las raíces lusitanas de la Ciudad. Ya en el siglo XVI existían dos templos dedicados al que se venera como el Santo de Padua o de Lisboa. Actualmente sólo subsiste la ermita de San Antonio del Tojal a la que numerosas personas acuden cada martes. Sin embargo, la fiesta grande es la señalada en el santoral romano. Desde el siglo XVI conocemosla celebración de romerías y el retiro de venerables sacerdotes y ermitaños en su capilla. Incluso en el siglo XVIII se corrían toros en su explanada constituyendo una de las festividades grandes de la población local.
Actualmente los ceutíes subem muy de mañana hsta la ermita, y tras acudir a la Misa y bendición de panes, acompañan a la imagen en procesión, para reunirse luego en una romería popular que alrededor de buena comida y bebida se prolonga hasta la caída de la tarde.
La tradición dice que las chicas que pidan novio al Santo, tras sentarse en los escalones que están al pie de su altar, conseguirás sus deseos...
Desde siempre, al llegar mayo, los patios se engalanaban y la noche se iluminaba con la sonrisa de las jóvenes, la música y las copas. En las últimas décadas, las Cruces se han revitalizado y hay concursos locales de presentación. Durante los fines de semana asociaciones y entidades las organizan, frecuentemente con fines benéficos. Junto a las copas, las cocinas rivalizan con platos unas veces populares y otras sofisticados.
La fiesta del Rey de Reyes reviste desde la reforma tridentina especial importancia en todo el orbe cristiano. Conocemos como ya en el siglo XVI los cortejosprocesionales reunían su parte religiosa, con la Custodia, imágenes de Vírgenes y Santos, el Cabildo Catedralicio y las órdenes religiosas y hermandades, mientras que de otra parte lo hacían el Cabildo Municipal, con todo el boato consiguiente y la parte lúdica representada por gigantes, cabezudos, carros de fuego...
Actualmente, y perdido ya su carácter tradicional, el Corpus Christi se celebra con gran solemnidad, procesionando la Custodia en un templete de plata labrada, obra del siglo XVIII, del orfebre Juan Bautista Zuloaga, acompañada por los Cabildos Catedralicio y Municipal, instituciones religiosas, hermandades y cofradías, siendo tradicional que den escolta al paso los niños y niñas que hicieron su Primera Comunión durante las semanas anteriores.
El Cabildo Municipal acude en pleno, sin distinción de credos políticos o religiosos, y portan por turno el Pendón Real de la Ciudad que se custodia en el Palacio Consistorial.
Con la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Ciudad de Ceuta, en 1995, su Asamblea escogió para conmemorar el Día oficial de la Ciudad el 2 de septiembre. Ese día, del año 1415, la armada del Rey Juan I de Portugal retornaba a la metrópoli, tras la conquista de la población quedando en ella una guarnición de unos dos mil quinientos caballeros, a cuyo mando quedó su primer Gobernador D. Pedro de Meneses.
Cada año se celebran diferentes actos institucionales entre los que se destacan la Concesión de la Medalla de la Autonomía a diferentes personas destacadas por su defensa de la Ciudad, actuaciones musicales y teatrales, espectáculos y otras actividades programadas por las distintas Consejerías.
El 10 de octubre de 1227 fueron martirizados en Ceuta un grupo de siete religiosos franciscanos, cuya devoción recuperó la Ciudad tras su reconquista en 1415. Declarados Patronos, actualmente su Cofradía convoca una verbena popular en la plazuela de su nombre, aneja a la Santa Iglesia Catedral, así como actos culturales y musicales. Naturalmente hay un programa eminentemente religioso con un triduo, exposición de la Reliquia de San Daniel y procesión de su imagen.
Sin duda esta es una de las festividades más auténticamente populares de la Ciudad, ya que nace y se mantiene de forma totalmente espontánea, sin que ni institución ni asociación alguna intervenga en ella.
Se celebra al menos desde finales del siglo XIX y consiste en que, este día, jóvenes y mayores salen al campo a comer. En su talega no pueden faltar, aparte de los consabidos bocadillos, frutas ni frutos secos, que muchos amplían con los primeros dulces navideños que anuncian las próximas fiestas con las que concluirá el año. Hay quien la vincula a la llegada de Málaga en esos días de este último manjar, en las embarcaciones que se llevaban a los trabajadores de la Almadraba, otros lo hacen a aprovechar la visita al Cementerio para pasar el día, incluso quien dice que tiene algo que ver con la cébre jornada de la Loma de las Mochilas de la Guerra de África, pero su potenciación se debe a los grupos de Exploradores que hicieron de ella una fiesta en los albores del siglo XX.
¿Cómo llegar...?